La tecnología electrónica actual está evolucionando a pasos agigantados, ayudando a que nuestra vida sea más fácil y cómoda. Como no podía ser de otra manera, los vehículos no están fuera de la evolución tecnológica, sino que también evolucionan.

La gestión de los vehículos actuales se debe en gran parte a la electrónica; muchos de los sistemas que intervienen en el correcto funcionamiento de estos vehículos están gestionados por  dispositivos  en los que la electrónica es parte fundamental a la hora de recibir señales, gestionarlas y elaborar impulsos que determinen las actuaciones de los distintos sistemas en cada momento en función de las distintas condiciones de conducción.

La aparición de la electrónica y su aplicación en el terreno de la automoción ha posibilitado la evolución de los automóviles hasta lo que conocemos hoy en día.

Básicamente, por hacer una descripción general, cualquier sistema electrónico aplicado a la automoción consistirá en una serie de elementos que se encargarán de detectar lo que está pasando en el proceso de trabajo, de medir las diferentes magnitudes físicas o químicas (exceptuamos las eléctricas) que se producen por el propio funcionamiento del sistema; estas magnitudes serán convertidas en señales eléctricas que informarán a la UCE Unidad de Control Electrónico (cerebro del sistema) de lo que está pasando. En función de las señales entrantes en la UCE y, desde el las memorias internas de la misma, se compararán los valores que entran con los datos memorizados y se generan las señales eléctricas que se envían a los actuadores para que realicen el trabajo de gestión sobre el sistema al que pertenecen.

Los automóviles están dotados de sensores, UCE (Unidad de Control Electrónica) y actuadores que los gestionan.

UCE

Los sensores detectarán los diferentes parámetros en función de las condiciones de funcionamiento, por ejemplo las revoluciones del motor, los valores de presión en los colectores, el giro del volante de dirección, la velocidad del vehículo, la temperatura del motor, etc. Los sensores convierten estas magnitudes físicas en señales eléctricas.

sensores

La unidad de control electrónico UCE recibe las señales elaboradas por los sensores del sistema que gestione y las somete a un análisis y cálculo matemático; una vez interpretada la señal, en la propia UCE se genera un impulso eléctrico para activar los elementos actuadores y modular el funcionamiento del sistema óptimamente. Dentro de la UCE también se memorizan todos los datos con el propósito de facilitar el trabajo de diagnosis del propio sistema y se posibilita el diálogo con otros sistemas para gestionar de una manera global todos los sistemas existentes.

Los actuadores son los encargados de transformar energía hidráulica, neumática o eléctrica en la activación de un proceso con la finalidad de generar un efecto sobre un proceso automatizado. Traduciendo las señales que se elaboran en la UCE en magnitudes mecánicas; por ejemplo prolongan más o menos los tiempos de actuación de un inyector en una inyección de combustible, pilotan de una u otra manera las válvulas de una suspensión para obtener distintos grados de dureza, etc.

Otro aspecto importante a tener en cuenta en los sistemas actuales es que tienen que facilitar el proceso de diagnosis; debido a la intercomunicación de los sistemas y al grado de complejidad que tienen, es necesario que el propio sistema disponga de las herramientas que faciliten la extracción de los datos con los que se pueda interpretar el correcto o incorrecto funcionamiento. Para ello se dotan de una memoria en la que se registran los datos incorrectos por incongruentes.

 

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